Languidecen los rayos de sol
dejando sombras a mi alrededor;
se torna el silencio ensordecedor
como ausencia de niños en un guiñol.
Lo negro avanza y avanza...
impregnando mi todo de frialdad,
empujándome a la soledad
y sembrando en mí desesperanza.
Levante, cierzo y tramontana
atenazan mi pecho maltrecho;
no hay venganza ni despecho,
solo pertinaz vahído y desgana.
Una nebulosa envuelve mi mente
que bulle y bulle en su cárcel
sabiéndome huérfana de ángel
que con su verso me aliente.
No hay rayos ni centellas
ni grandes olas en el mar
solo una eternidad sin disfrutar
de mi luna... y las estrellas.
Precioso poema. ¡que interesante descripción de la oscuridad y las sensaciones que provoca!
Además, que escribas con rima me ha gustado mucho, cada vez estamos menos comprometidos con la métrica lo clásico.
Disfruta de tu luna y tus estrellas y de seguir escribiendo.
felicidades