Recluída y desapercibida
muere verde la primavera
sin alegrar a nadie la vida
ni dar consuelo al que desespera.
Cien largas noches
agazapados en la trinchera.
Cien páginas con derroches
de pérdidas y pena.
Cien días sin reproches
a los que hacían la guerra.
Cien días sin broches
a los que se iban en hilera.
Cien discursos fantoches
todos ellos rebosantes de quimera.
Amordazada y cohibida
toma la alegría la delantera
con los impulsos en estampida
de un temeroso verano a la espera
Ha sido tanto el tiempo... ¡toda una primavera! todas las emociones de esta primavera fugaz en tus versos.
Me ha encantado Clopezn, un abrazo.