TusTextos

La Musa.

Todo se convirtió en cenizas, como solía suceder…
Muchas tardes pase sentado en la fría silla de metal de mi escritorio, esperando a que la inspiración llegase. Que estúpido, si sabía cual era la respuesta a eso, errónea, siempre errónea. Mi musa solo podías ser vos ¡Como olvidarme de aquello!
Las hojas moribundas caían de aquel árbol entre escondido de mi pequeño jardín, solía depositar mi cuerpo desnudo sobre el vivo césped en primavera, pero este no era el caso. Hoy solo me sentaba observando el ocre de las copas arboladas de mi vecindario, la muerte pintarrajeaba cada esquina.
Ella era una fabricante de mentiras agonizando por un poco de amor, sus manos se aferraban a cada cuerpo débil y lo desgarraba desde adentro, contándole mil historias sin fin. Sus ojos eran el faro de mi vida, esa mirada inquieta y penetrante que me desnudaba hasta los huesos.
Y esta historia, mi querido lector, no va a ningún lado, solo son unas cuantas memorias de una vieja alma en un cuerpo joven. Sin pies ni cabeza, sin comienzo ni final… Solo recuerdos que el frío del otoño me hacen revivir.
Crisis10 de abril de 2016

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