Agua de fuente dormida
arde en tus labios, mujer,
pues nunca apaga la sed
agua que no es bebida.
Sueñas con rosa y clavel,
sueño que lunas delira,
sombra de oscuro ciprés
que en tu sueño te vigila.
Dónde el gallardo doncel,
dónde su piel y sus risas,
pues quien tú quisiste bien
te pagaba con mentiras.
¡Ay, que en la fuente te miras
en nostalgia de un ayer,
y sus aguas siempre agitas
por no dejarlas correr!
Agua de fuente dormida
llevas en prenda, mujer,
por quien ya casi se olvida
que exististe alguna vez.