Vuelve fría la noche, lenta y agazapada,
Felina oscuridad que me acecha el alma;
La luna encumbra su claridad de plata
Proyectando mi sombra a mis espaldas;
Y trato de atraparla, pero al fin se escapa,
Y se aparta rauda de mí, y me siento nada
Sin ni siquiera esa sombra que me guarda;
Pasado que renace, memoria empapada
De silente llanto que rasga las entrañas;
Se pierden mis pasos, vaga mi mirada
Intentando recobrar mi perdida calma
En cada abrazo, en cada caricia blanca,
En cada hermosa palabra que alguna
Vez oí; mas sólo encuentro fantasmas,
Marañas de recuerdos, densa telaraña
Ahogando la inocencia en su espesura;
Y me invade la tristeza y la amargura
De no hallar respuestas, y mi mañana
Se vacía de estrellas, y el ahora clama
Por esa clara sombra tejida de esperanza
Que esquiva se evade, liberta sin causa