Hoy me lo han dicho
He vuelto a perder ese brillo en los ojos;
y ya se ha agotado el que tenía reservado
para urgencias e inesperados.
No deseo que se vea mi quebranto
y sonrío, sonrío sin descanso.
Pues pienso que, al fin y al cabo,
yo y mis fracasos mejor quedan disfrazados
bajo la sonrisa del payaso.
Mas como a él, los ojos me delatan;
por las rendijas siempre escapa
la amarga hiel del dolor acumulado.
Y eso no es justo, ni necesario,
para los que me quieren bien.
Pero qué hacer
Si ya no hay gozo almacenado
para vencer el desencanto.
Necesito tiempo, y un buen decálogo
que lo pueda reponer.
Convertirme en abogado del diablo
de mi propio llanto.
Y en eso estamos, a ver