Hojeando las páginas de mi libro inacabado siento que poco en realidad queda por escribir. La tinta emborronó lo más bonito que cree. Lo que cree pintó de colores aquel manchurron de tinta. Arrancaré una a una las letras que formaron aquella bonita historia. La historia que vio crecer a mi vida, vida que son mis hijos, vida que me quitan si se van a dormir sin darme un beso, cuando lloran porque yo quiera hacerlos adultos antes de tiempo.
Quizá deba empezar desde aquí y no borrar nada. Quizá ellos tengan mi historia guardada.
