Las Veces que Hagan Falta
Esperaba que dijeras algo con sentido para añorarme de tu incoherencia y tener sed de más. Sin avisar, te volvías serio por momentos para poner a prueba mis principios. Y hubieses ganado si nuestras mentes no jugaran en la misma liga. Pero siempre perdías. Perdías el tiempo conmigo, con mis intentos de resultar fría y distante, cuando en realidad me moría de ganas por darte un abrazo. Perdías la cabeza en vez de la paciencia. Nunca llegué a entender eso.
Nos acostumbramos a ir a tiempo. Jamás llegamos a pisarnos. Fuimos víctimas de esa extraña sincronización no programada que hacía que dudásemos de tener identidad propia. Olvidamos lo que se siente al mirar a alguien y no entender lo que pasa por su cabeza. Hace tiempo que aprendiste a leerme los silencios. A menudo me robabas aquello que estaba diseñado para no ser descubierto. Te resultaba fácil. Las espinas parecían más pequeñas en tus manos. Tan minúsculas eran, que te reías de que tonterías así lograsen hacerme daño.
Nos fundimos en las batallas de Eunice. También ella entendía de contradicciones. Nos contó que una vez hechizó a un hombre al que amaba. Ella misma no entendía por qué lo hizo si odiaba sus tonterías. Pero lo amaba. Dijo que lo amaba. Sigue diciéndolo cada vez que la escuchamos.
Ocurre eso a veces. Un día encuentras un caso perdido y te pierdes. Tiene gracia. Le coges el gusto a vivir boca abajo. Empiezas a pensar que son los demás los que van en dirección contraria. Arrancas las páginas repletas de consejos que apuntaste para ti misma un día, porque ya no te sirven. Ahora ya no puedes equivocarte más de lo que te estás equivocando. Todo está del revés. Nada es como esperabas.
Ahora somos dos líneas torcidas fingiendo rectitud. Ni siquiera entre nosotros caben palabras para describir la situación. Si cupiesen nos distanciaríamos. Quedaría cada uno en un lado y nuestras respectivas curvas se convertirían en un intento por tocarnos.
¿Sabes qué? Voy a seguir equivocándome las veces que hagan falta sin previos análisis que confirmen que todo va a ir bien.
Porque nunca ha ido mejor.
