No te olvides de que los pasos que das a veces por error, pueden acabar llevandote a los más grandes tesoros. Así que sigue caminando, aunque a veces tengas que retroceder un poco para recordar a dónde ibas.
No te olvides de los días que sonreiste al despertar, sometiendo a minuciosos análisis los males que antes te hicieron llorar. Los problemas no desaparecen nunca, lo aprendiste cada día un poco mejor, pero hay días en que los soportamos con mayor aplomo. No te olvides.
No te olvides de tus sueños. Olvidarlos significa amurallarlos, endurecer su imposibilidad. Olvidar los sueños los convierte en vanos recuerdos de momentos no vividos, millones de sendas que acaban en un abismo, el miedo acaba por borrarlas todas. No te olvides.
No te olvides de que aun creciendo y haciéndote mayor, tú siempre eres tú. No sientas vergüenza de lo que fuiste un día, de lo que quisiste, de lo que te cautivó. No busques vivir acorde con una edad, no eres alguien nuevo cada año, eres todos los "tú" vividos, y cada año uno más.
Recuérdate.
No te olvides.