Camina despacio con el fin de encontrar a esa persona que le haga sonreír con tan solo una mirada, pues ya nadie le llena como antiguamente. Se acuesta en la cama y con los cascos a todo volumen se evade del mundo bajo la voz de Nach. Cierra la puerta, coge las gafas tapada con la manta se sienta junto a la ventana a leer a Antonio Machado y a Luis Cernuda. Tiene ganas de coger el vestido y los tacones y salir de fiesta a comerse el mundo pero ni puede ni se siente con fuerzas. Eso sí, ya no lloro, no le quedan lágrimas. Y mientras un pesado que no pilla las indirectas para que le deje en paz. Ha aprendido a hacerse la sorda pues sus padres no paran de repetirle que no sirve para nada, escribe este texto con el fin de desahogarse y sin saber como expresarse intentando derramar sus sentimientos en cada palabra. Mira! Eso es una sonrisa de felicidad? No, es una sonrisa de querer demostrar al mundo que sigue siendo igual de fuerte que desde el principio. Sabe que todo eso le hará mas fuerte pero ¿ a que precio? Si siente que no puede confiar en nadie, si camina con miedo por si tropieza y no puede levantarse. Sabe que saldrá de esta lo que no sabes es cuando.

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