Hagas lo que hagas; jamás regreses, nunca dejes que ni el más mínimo recuerdo devuelva parte de tu esencia a este sitio. Porque tras estas oscuras paredes solo hay espacio para tu alma.
Calma
te aseguro que no la conoces. Silencios devorando silencios que acuchillando eternamente tus oídos a cada choque de la batalla vacía que recorre estas las calles de tu futuro enmudecido.
Hagas lo que hagas; jamás regreses, no permitas que ni el más profundo sueño transporte tus pesadillas hasta este sitio. Porque tras estas impenetrables paredes te espera la calma.
Miedo
te aseguro que no lo conoces. Una infinita nube negra cubriendo los ojos de tu ejecutor, ojos que observan y callan, alargando la agonía de no ser más que latidos lanzados hacia la oscuridad. Latidos que se aceleran lentamente, mientras una siniestra sonrisa se dibuja al borde del infinito.
Hagas lo que hagas; jamás regreses, si el viento dibuja siluetas junto a tu soledad, no cierres los ojos porque tras estas lúgubres paredes aguarda por ti la sonrisa de la eternidad.
Hagas lo que hagas jamás regreses, no permitas que el eco de mi espíritu susurre letra por letra la descripción de tu eterno final, porque bajo estas letras se esconde mi alma esperando
Soñando con volver a tener compañía tras estas olvidadas paredes.
Hagas lo que hagas jamás regresaras porque desde el inicio de este texto ya formas parte de mi sonrisa
calma
miedo
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