Un Día Rarito
21 de julio de 2012
por didina
Sé que os pido demasiado al leer este relato, por su extensión, pero no puede dividirse. Si no lo leéis lo entiendo, y si lo leéis espero que sea de vuestro agrado y penséis que mereció la pena. Bsos a todos didina
Hoy al levantarme tuve una extraña sensación, de esas que te dejan un poco como rara durante varias horas, a veces durante el día completo, hoy va a ser uno de esos días que mejor pasaría de largo y no sufrirlo, pero claro como no me quedara en la cama sin moverme sería difícil no vivir este día, bueno me dije, no será para tanto, y arriba con el pompis.
Al entrar en el baño la sensación dejó espacio para otra sensación, y esta fue para empeorar la situación, al mirarme al espejo
Uuff! Pensé, cuanto has cambiado cariño, ¡que pelos de bruja!, ¡que carita más vieja vas teniendo!; acababa de verme otra arruga en mi faz.
Cuantas veces te has mirado en el último año al espejo? Me pregunté, pocas, mirarme
mirarme detenidamente pocas
cada día pierdo un poco más el interés por mirarme.
Nunca he sido ni guapa ni resultona, si acaso de muy, muy jovencita no era desagradable, y arregladilla podría hasta pasar, pero los años, los disgustos, en fin, que no perdona el paso del tiempo y sobre todo no perdona la ley esa gravitacional que nos persigue a las mujeres pobres toda la vida.
Porque si tuviera dinerillo suficiente seguramente algún arreglillo que otro por eso de la vanidad femenina, y que porras!, por verme mejor en el espejo, y porque me vieran mejor los que me miraran.
Terminado el paseo matinal por el querido W.C. me dirigí a la cocina, el cafelito matinal llama siempre y no hay que hacerle esperar, rico, rico, mientras lo degustaba despacito, calentito, con las dos manos sujetando mi taza preferida, la que tiene un monillo verde riéndose, miro por la ventana, sin ver nada en particular, pero pensando en lo que voy a hacer a continuación.
Hoy estoy sola, no tengo perrito que me ladre, no tengo que hacer comida para nadie, ¿Qué hago hoy con mi vida?, tengo libre de familia hasta la tarde.
Estaba claro, cogería el coche y al pantano a pescar, hasta que me canse.
Dicho y hecho, miro el fregadero, jolín pienso, hasta arriba, aquí ni Dios se pasea para echar una manilla, pero al carajo, ya fregaré cuando regrese.
Me coloco el uniforme de pesca que consiste en camiseta de tirantes finillos encima del suje del bikini, y unos pantalones cortitos, un buen recogido de pelos, todos bien atados que me molestan en la cara, las zapatillas de goma, el reloj, una buena botella de agua fresquita, cebo para pescar, las cañas y la mochila, porque la silla y la sombrilla están siempre durmiendo en el maletero y ¡Hala! Pal coche.
Antes de salir paso delante del espejo grande del pasillo y me miro de reojo
Menos mal que vas al pantano y sola, porque las pintas son de órdago, ya no tienes tipo para ponerte pantaloncillos cortos y camiseta, pero
Llego al pantano a eso de las 9 y cuarto o así, busco uno de los sitios que más me gustan, ¡Que alivio! Pienso viendo que voy a estar solita, dejo el coche bajo un chaparro a la sombrita y cargada con todos los bártulos me dirijo a la orilla.
Hace un día espléndido, de esos que invitan a vivir, miro a mi alrededor y respiro profundamente, pero con la mala suerte de que cierro los ojos y no veo una piedra que al pisarla me hace recordar al mismísimo diablo, ¡cago en la
!
Cojeo un poco por el pisotón de la piedrecilla de marras mientras busco donde poner la sombrilla, que para clavarla hay veces que me las veo y me las deseo, y conseguida la primera meta coloco la silla/butaca, digo porque es grande y pesada como ella sola, clavo los pinchos que sujetarán las cañas, y pongo el macuto en la sombra, saco el cebo y una vez todo colocado solamente queda montar los aparejos y lanzar los engaños a ver si algún pez despistado quiere picar.
Como he gastado un poco de energía me doy un buen trago de agua, y mientras que tengo la botella pegada en mis morrillos, una de las cañas como que casi sale disparada
Intento coger la caña, ya casi en el pantano toda, a la vez que no quiero soltar la botella, pero claro algo de agua como que me cae por el pecho, barriga, y demás abajo.
Sujeto la caña con una mano y entre las dos piernas, mientras una carpa, que seguro que es una carpa y de las grandes, tira como una gran campeona, intentando poner la botella de agua en el suelo y de pié, para no verter más el precioso y superfresquito líquido que contiene y que me recorre fríamente parte del cuerpo por donde se me ha derramado.
Tras una buena lucha con una carpa de 3 kilitos, estoy muy contenta y cansadilla la verdad, la carpa una vez pesada y con el menor daño posible vuelve al pantano, y yo orgullosa, vuelvo a poner un poco más de cebo en el anzuelo y lanzo de nuevo el engaño al agua
. Agua!!! Sí la botella tumbada
mecagoentodo
casi me he quedado sin agua.
Y el tapón de la botella? Ah, pues desaparecido, en la refriega vete a saber donde lo he tirado, por más que lo busco no lo encuentro, que ya me vale, bueno total en una hora no tendré agua y en dos habré muerto de sed.
Me siento empapada hasta mi más profunda intimidad, cachis!!!
Un golpe de viento me tira la sombrilla que sale por los aires, gracias que en dirección contraria al agua, salto de la silla y con una pequeña carrerilla la cojo, cuando al girarme veo una de las cañas casi ya volando.
¿pero que pasa hoy?
Carrerón, escurridón, y pillo la caña antes de desaparecer, pero habiendo metido las piernas hasta la rodilla en el agua, gracias que me he puesto en un sitio que no cubre mucho en la orilla, pues hubiera faltado tener que tirarme
no si esto se pone hoy bien.
Casi con los dientes pliego la sombrilla tirándola al suelo, y sujeto bien por fin la caña con otra carpa de buen tamaño, más chica que la anterior, pero buena. Claro hay luna en cuarto menguante, hoy los peces como que están animadillos, pero a mí se me está empezando a atravesar la mañanita, pues tranquilidad va a ser que no.
Menos mal que estoy sola, pues quien me viera nunca pensaría que soy buena pescadora y ducha en estas artes, y me moriría de vergüenza con todo el lío que acabo de montar.
¿sola dije?, poco duró, pues paraba a menos de 10 metros un monovolumen cargado de personal.
Si no salieron 6 personas no salió nadie, a tres cañas por barba, y con la música en plan disco.
El día de pesca se arruinó totalmente.
A la media hora ya estaba camino de casita, ya había disfrutado de un día de pesca genial, bueno un día es mucho decir, hora y media y como mucho.
Llegando a casa el piloto de la gasolina dando los buenos días, no faltaba más, pues hala! A la gasolinera
Cuando salgo del coche noto como unas miradillas dirigidas a mi persona que no me gustan mucho, lanzadas desde otro vehículo por dos chavalinas que entre risillas me miran.
Mira que hay gente desagradable pienso
y al darme la vuelta me veo reflejada en el cristal, y recuerdo como voy vestida, y recuerdo que no me he secado, y recuerdo que me empapé toda, y tierra ¡Por favor trágame!, parece que voy meada, es increíble, vaya trazas, y encima las zapatillas hechas unos zorros y mejor no pensarlo, las miro sonrío y a otra cosa, mejor no pensarlo, yo haría lo mismo.
Llego por fin a casa, y lo primero que pienso es darme una ducha, y después fregar los cacharros y luego ya veré.
Sí, lo primero es que me encuentro que el gato ha debido de purgarse, dejándome toda su purga en la misma puerta de entrada, la he pisado sin darme cuenta y he ido purgando todo el pasillo ¡genial! ¡dita sea!,
Empiezo a tener un poco los pelillos erizados, la leche un poco malilla y los demonios fluyendo por la coleta.
Me siento y decido primero fregar la purga del gato, y de paso toda la casa, total
después pasaré por la cocina y al final una buena ducha.
Suena la puerta, ¿y ahora quien porras
?
Aaahhh!!! Que sorpresa
. (temblando de emoción) mi suegra acaba de aparecer como por encanto delante de mí, divino, lo que me faltaba.
Veo su cara
los ojos como que queriendo salir de la misma y una pregunta en el aire ¿te ha pasado algo queridaaa?
Hooolaaaa! Que sorpresa!!!, y plof entra directamente pisando la purga del gato. ARGgg
¿Qué es esto?
No sé dónde meterme, no sé qué decirla, no sé nada de nada.
Y no se le ocurre otra cosa a mi queridísima suegra que entrar en la cocina, Nooooo mi grito ahogado en mi garganta no saleeeee.
Ahora sí, ahora sí que me ha caído la cruz, pues la buena mujer solo necesita una pequeña muestra de limpieza para declararme una guerra abierta, por supuesto no es muy discreta que digamos.
No puedo más (pienso) me voy a tirar por la ventana y así por lo menos termino pronto el día.
Después de más de media hora de impenitentes disculpas y aclaraciones varias y luego de más de un par de horitas bien largas, tengo la suerte de que mi amadísima suegra siga su camino, que lástima de desvío, y por fin puedo realizar mis quehaceres.
Para cuando termino, y una vez ya duchadita, limpita, y relajada noto que tengo hambre, claro como no, son más de las cuatro y no he comido.
Me preparo un buen bocata de tortilla, que me apetece, y con una cervecita voy al comedor, me siento en el sofá frente a la tele y me dispongo a dar buena cuenta de tan suculento manjar cuando suena el teléfono.
Es mi hija pequeña, que se ha puesto mala en el trabajo y tengo que ir a buscarla, para evitar que se pueda marear y tenga un accidente de camino a casa.
No me lo puedo creer, no puedo hincarle el diente, un bocadito y la cervecita de un trago, me visto y hala a la calle de nuevo.
Estoy tranquila pues me ha comentado que no es nada importante, ya se fue por la mañana con algo de fiebre, ha pillado un resfriado de verano de esos malos y se está poniendo peor, pero son cosas que se curan en la camita, sin más problemas.
Al llegar a casa son ya casi las seis de la tarde entre unas cosas y otras, y bueno después de meter a la niña en la cama, y hacerla que se tomara un poco de caldito caliente con una aspirina, por fin podré sentarme a comer el bocata.
Justo, justito antes de dar un bocado entra por la puerta mi marido, ¡Vaya como nos cuidamos! ¿eh?, agarra el bocata y para probarlo de arrea un mordisco que se lleva toda la tortilla, mientras se va quitando la corbata y balbuceando me dice que se ha anulado la reunión y que por eso ha llegado tan pronto. ¡Qué bien! Pienso, que alegría, mirando el trozo de pan sin tortilla en mi mano
Deberías haberte ido al pantano un ratito aprovechando que no estaba para comer en casa, pero ya veo que te cuidas, viene hablando por el pasillo.
Le cuento mi día una vez sentados en el sofá, y recuerdo que aún se estaba riendo cuando me metí en el relajante espacio íntimo de mi W.C. para no llorar delante de él.
Después de prepararnos un par de sándwiches, me tomo un vaso de leche y me voy a la cama, y recuerdo la sensación de la mañana.
Me miro al espejo y pienso que días como hoy, en los que no ha pasado nada importante, pero que mejor pasarlos de largo por las situaciones, son los que me llevan a tener una arruga más en la cara, cuando me doy cuenta del salpullido que fea y coloradamente brota en la comisura de los labios, pues es lo que me faltaba, de los nervios una calentura
Ya sabía yo que el día sería un pelín rarito
Miradas843 lecturas, 11 comentarios
Buen texto buena pesca saludos