Quizás debía suceder así,
tan inesperada como la vida,
inesperada como una estrella,
sin rostro, ni forma, etérea, brillante.
Bajo el mismo cielo y la misma luna,
no hay sonido ni voces,
una amistad que atraviesa el océano,
una amistad que solo toca el alma.
Un universo de letras y amistad,
letras que nacen por doquier,
letras invisibles y lacónicas,
letras inspiradas he inesperadas todas.
La distancia que se diluye en el tiempo,
una amistad sin condiciones que respira,
hacia un viaje de lejano destino,
tan misterioso, como tan inesperado.