Caminó por todas las palabras,
habló con espíritus altivos,
cruzo áridos he imponentes desiertos,
esquivo y limitado su cuerpo errante.
Entre las letras del tiempo,
reviso sus huellas y sus huesos,
tomo sus sueños más sensatos,
miro la vida entre los dedos.
Se mojó con lágrimas ya caídas,
busco letras secas que pudieran leerse,
se detuvo en un oasis de almas,
acicateo su denso cuerpo.
Esperó que algo sutil sucediera,
escucho paciente el silencio,
sus pies irguieron su humanidad,
el alma volvió a llevarse sus pasos.