Espuma de ola blanca,
siempre tan ávida y tersa,
surcando los mares del alma,
eres tan ingrávida, tan frágil.
Sereno el silencio cae como la luna,
sobre un sentir brillante que nace,
de mudo transitar por las manos,
cual destino inevitable la palabra será.
En el mar de los ojos calmos
donde el día se abraza con su noche,
yace un horizonte de sueños dormidos
allí, donde los tiempos veneran almas.
Fluir cada día más allá del instante,
aunque el tiempo los traiga todos juntos,
fluir como un latido a la vez,
aunque el tiempo; los tenga todos contados.