Sumergido en una capa de piel,
donde laten los días inimaginables,
descubro el sentido de un roce,
un breve musitar en mis manos.
Puedo dejar un sueño alejarse,
entre las montañas mientras se agota y se pierde,
en una distancia donde solo habitan voces,
abrazados a los silencios.
Horas ingenuas se mueven inmersas,
en cada momento inacabado,
una niebla inesperada,
devora mis manos, las horas y las montañas.
Inagotable brío como soplo al cuerpo,
esculpe imágenes inéditas,
en un andar paciente y lejano,
solo queda; la brisa, algunos sonidos...y la niebla.
Muy bello y con dignidad a lo poético. Gracias. Saludos.