La pluma no terminaba nunca de caer, la caída era casi perpetua, parecía burlarse del tiempo, como si estuviera cayendo desde hacía siglos, su color; azul verde tornasol. La pluma estaba siempre cayendo, creo que siempre la vi caer.
Ahí estaba a mis pies, fue la primera vez que vi quieto un pequeño picaflor, yacía sin vida sobre aquella polvorienta calle, con un poco de verde en su pico.
Verlo así, me quedo grabado en una lagrima para siempre, una lagrima después, guardó en mi memoria, la caída de aquella ultima pluma; azul verde tornasol.
Desde entonces, cada vez que veo un pájaro sin vida, recuerdo siempre aquel pequeño picaflor, y mientras no puedo evitar que se me resbalen nuevas lágrimas de tristeza, siempre recuerdo aquella pluma cayendo atrapada en una de mis lágrimas, una pluma que nunca termino de caer.
Aquel día, fue la única vez, que, por mis mejillas, resbalo una lagrima azul verde tornasol.