La ansiedad resbala entumecida,
en algún sitio donde termina mi cuerpo,
el día se detiene con un gesto inesperado,
entre unas hierbas, el moho y una soledad única.
Fluyo desde una emoción que surge,
inestable, sin respuesta, sin nada,
veo ojos no míos,
y nacen los inequívocos latidos.
Un dolor, o quizás una alegría,
llegará más allá de la piel,
un grito que reverbera en los tiempos,
entre los valles y las montañas de mi alma llanera.
Estímulos exagerados me arrancan el corazón,
mis estados alterados me dejan desnudo,
moribundo, quedo atrapado en un bullicio caótico,
mientras el alma me advierte una vez más& ¡VUELVE!
Es precioso Diegozami, que difícil es la vida cuando se siente algo por alguien.