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Don Quijote No Se Calentaba Los Cascos (reflexiones)

En esta vida cultural/escultural de nuestro querido Mundo se cometen muchos errores de interpretación. Don Quijote no se calentaba los cascos sino que quien se calentaba los cascos era Rocinante. Así lo dejó escrito Don Miguel de Cervantes Saavedra. Don Quijote iba montado pero quien se calentaba los cascos no era él sino Rocinante. Por eso, de posada en posada, había que alimentarle de buen forraje y Cervantes, siempre al quite como Machaquito, no olvidaba este aspecto de su inmortal novela y lo tenía muy en cuenta. Al igual que lo que le sucedía a Rocinante les sucede, hoy en día, a muchos seres humanos. Se calientan los cascos como Rocinante porque no comprenden a Don Quijote. Por lo menos queda el consuelo de que Sancho Panza era testigo directo. En directo, y sin erróneas interpretaciones de mal gusto, Sancho Panza servía de Acta Notarial para demostrar que quien se calentaba los cascos no era su señor sino el pollino de su señor, entiéndase por pollino a Rocinante. No sucedía lo mismo con el señor cura, el señor maestro, el señor barbero y hasta el señor bachiller (que aparecían de vez en cuando) porque rumiaban más que Rocinante comiendo el forraje de las Maritornes de turno. Don Miguel de Cervantes Saavedra lo dejó escrito muy claro del todo.

Alimentar la imaginación es tener mucha cordura. Por eso Don Quijote imaginaba tantas situaciones de las que salía disparado con Rocinante calentándose los cascos para no terminar apedreados por los ganapanes que tenían tan mal carácter que, como sucede en nuestra querida La Mancha, algunos como Pedro Alomodóvar y otros sucedáneos de igual pelaje agarran unos enfados que no los pueden soportar ni sus ángeles de la guardia. Y es que no guardan lo que tienen en casa y, claro está, terminan por desesperarse calentándose los cascos. Para conocimiento de mis amigos lectores y mis amigas lectoras tengo que aclarar que no es lo mismo galeotes que galileos. Y que muchos, en nuestro redondo Mundo, confunden a los barcos de remos navegando por el Mediterráneo con las quietas y mansas aguas del Mar Muerto. En fin, que quien a buen escritor se arrima vaya pues esta rima: "Se le calientan los cascos a los que siempre hacen ascos". Para reflexionar.

Reflexionemos. Los adornos en las frentes están muy de moda en los días de hoy, pero es muchísimo mejor dejarlos en el olvido aunque, para algunos, sea ya demasiado tarde. Y es que Don Quijote llegaría a decir: "¡Válganos Dios, mi amigo Sancho, que en verdad es mejor el remedio que la enfermedad!". Don Miguel suelta una carcajada cuyo eco retumba en toda la Historia de la Literatura Universal.
Diesel26 de junio de 2014

2 Comentarios

  • Diesel

    Cada pasión nos ofrece momentos únicos. Le pedimos a la vida que sea interesante, que sea algo así como hacerse jugador de fantasías y difundimos nuestros poemas a la belleza femenina como la Gran Noticia de nuestra presencia de hombres auténticos que avalamos nuestra condición varonil con un plus, un bono llamado Sueño. Llevamos en nuestro interior el gran trabajo efectuado con nuestras formas unívocas de ser. Somos hombres y no marionetas que no saben a qué género pertenecen.

    Ampliamos nuestras vivencias hasta ser los más admiradores de las chavalas guapas que trabajan dentro de nuestras memorias. La enumeración de todas ellas se nos hace infinita y, debido a nuestro carácter varonil, somos tan versátiles como los súper clases del estado natural. Como hombres nos definimos y como hombres actuamos. Nuestra victoria es, siempre, la fidelidad a la única chavala guapa a la que amamos en todo momento: antes, en y después. Con esto es suficiente para amar solamente a la que nos pertenece de manera individual y jamás la compartimos con nadie de manera colectiva. Si hemos elegido a la nuestra es porque es la más bella de todas. Y eso es intocable.

    Sumamos días en este proceso de adaptación a las nuevas formas de ser y las nuevas maneras de ver la vida. Cambiamos para mejorar y eso nos permite derrotar a los rivales una y mil veces más que una. No somos falsos como ellos y por eso jugamos nuestras cartas, y las escribimos para dar Acta de sus existencias, sin tener que echar faroles sino a cara descubierta para conseguir, y lo conseguimos, alcanzar la misión imposible que hacemos posible gracias a nuestra Fe.

    Hemos establecido un nuevo récord de fidelidad a la más bella de todas, ¡feliz transformación física y espiritual!, que es la nuestra. Nosotros no lo dudamos. Por eso cada pasión nos ofrece momentos únicos. Y es que tenemos sentimientos de hombres porque somos hombres. No nos importa lo que sean los demás porque ese no es nuestro problema. Nosotros somos felices con las que nos han conquistado por su belleza singular. Por eso nos merecemos las mercedes de Jesucristo, un regalo de Dios a través de la Gracia del Espíritu Santo. Amén.

    26/06/14 02:06

  • Diesel

    Gracias en el nombre del Padre y en el nombre del Hijo y en el nombre del Espíritu Santo. Amén.

    26/06/14 02:06

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