Aquí el día cae humano como un estar ahora abajo, ahora arriba, abajo, arriba, abajo... en un torbellino de toboganes hechos segundos, cayendo y subiendo como estrellas multicolores y llenas de alegría en algún lugar de los cristales de las coordenadas espaciales. Y ya las burbujas están dentro, fuera, dentro, fuera... en un carrusel de emociones donde todo es circular la sangre dando vueltas en torno a un sistema parecido a la divinidad.
Los sentimientos quedan pintados y plasmados en un solo existir aquí, donde las paalbras quedan sustituidas por el agitado viento de las pasiones y la imagen del mundo es un solo gesto heroico en ruta hacia el interior de la memoria.
Y todo ello acompañado de una conciencia de pasto futuro donde se puede alimentar el corazón de aperturas hacia el viaje desconocido del tiempo. Y en medio de tanta luz se puede fluir hacia las desconocidas sensaciones del raudo caudal de los anhelos. Es un estar aquí gozando del momento. Y lo mejor de todo es que es inolvidable.