Estoy totalmente de acuerdo contigo. Lo que pasa es que siempre tenemos que saber qué es lo que hay más allá de nuestra felicidad; por ejemplo niños muriendo en las vías de un tren. Supongo que para ti y para mí, que tenemos la enorme suerte de ser españoles y lo digo con todo honor, ver la muerte ajena nos parece ya algo a lo que deberíamos estar acostumbrados pero no sé que le sucede a mi conciencia que, de repente, se me olvida que estoy viviendo en un "paraíso" comparado con esas personas y, debido a ello, empiezo a pensar que tengo muchísima suerte de haber nacido en España después de nuestra Guerra Civil. Un abrazo sincero y amistoso compañero de letras.
No sólo soy un acérrimo seguidor del fútbol, sino que el ciclismo es uno de los deportes que más me han gustado desde siempre y me sigue gustando una barbaridad. Yo también voy a viajar a América y pienso disfrutar todo lo que pueda. El asunto no va por esa línea. El asunto va por esas coordenadas de inhumanidad que van desplegándose a lo largo y ancho del Planeta Tierra. Lo que pasa que un día, siendo todavía nada más que un niño adolescente estuve a punto de morir en una vía de tren aplastado por la locomotora (esto es totalmente cierto) y se me quedó grabado en la memoria y ahora que veo cómo despedazan a los seres humanos, cómo les engañan con trenes que no van a ninguna parte me da por recordar mi relato "La última frontera". ¿Es posible que tantos millones de seres humanos se hayan quedado atrapados en esa trinchera del No Ser? Por supuesto que sé muy bien lo del fútbol (espero que seamos campeones de Europa), lo del ciclismo (espero que gane Purito) y lo de las personas asturianas que siempre han sido solidarias con los que lo pasan mal pero yo lo paso mal viendo los Telediarios y lo paso mal no porque me considere culpable sino porque me es imposible aceptarlo. Por eso que Eslovaquia nos gane este partido no es nada con la vida que están perdiendo muchos millones de seres humanos, Si por cada gol que he marcado jugando de futbolista sirviese para darle vida a una familia tan en la tragedia como estoy viendo por la pantalla del televisor no dejaría jamás de jugar al fútbol hasta haber dado la felicidad de la esperanza a millones de esas familias. ¿Qué hacemos cuando las ventanas son las únicas posibilidades de que algunos caigan al vacío? Hay tantas cosas por pensar que lo único que puedo hacer es contarlo. Ser periodista obliga a ser solidario y ser escritor obliga a ser compasivo.
Te entiendo, y esa reflexión invitaba a otra , que has matizado y comparto. Te leo, se por donde caminas, y me gustò tu texto y tus posteriores comentarios tan alejados del la solidaridad de un día, sino de la de todo el año.
Un abrazo grande.
Carlos
Gracias Carlos. También te digo que llevas razón en eso de no echarnos culpas ajenas sobre nuestras espaldas pero pensamos... y cuando pensamos... se nos contagia esa enorme tristeza que deben de tener los que huyen hacia trenes que no van a ningún lado. Un saludo cordial.
Apreciado compañero, estando de acuerdo en el fondo con tus argumentos, creo que no debemos confundir los aconteceres diarios de la vida que nos dan satisfacciones, sin que por ello, no miremos a lo que ocurre alrededor. El que España pase gane o no gane, supone pequeñas alegrías(además juega en Oviedo, que te aseguro , bajo la lluvia que nos acompaña permanentemente, quiere ver el partido, pero es solidaria y hoy, la corporación municipal, que estará en las gradas , ha decidido a destinar varias viviendas a albergar refugiados sirios. Mi profesión hace que vea la muerte y las tragedias a diario, y no por ello dejo de sonreír y tomar un vermut con los amigos, sin considerarme un egoísta y me fuí este verano a París con mi hijo pequeño y vi desde mi hotel como todas las noches dormían en la Plaza de la República los desheredados de la fortuna pidiendo un techo, y tampoco me consideré un insolidario burgués ciego, y que en el ciclismo, del que soy un gran aficionado, hay mucha poesía, y acudiré a ver los finales en Asturias, uno de ellos en un pueblo del concejo de Quirós, donde nació mi madre. La belleza del ciclismo en las montañas asturianas, no es nada baladí, y habrá muchísima gente de esa zona minera, siempre solidaria con el resto de los que lo pasan mal.
Saludos y un abrazo
Carlos