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Lo que Gobierna a Los Hombres (reflexiones)


Según dijo Frédéric Amiel, "lo que gobierna a los hombres es el miedo a la verdad". El problema consiste en saber a qué clase de verdad se refería este pensador-filósofo francés porque, en realidad, existen dos clases de verdad y a cada una de ellas le corresponde su propio miedo. Amiel ¿se refería a la verdad de conocerse a uno mismo o a la verdad de conocer a los demás? Conocerse a sí mismo conlleva el miedo de no reconocerse lo suficiente como para aceptarse; mientras que conocer a los demás conlleva el miedo de que los demás no nos reconozcan lo suficiente como para aceptarnos.

Entre aceptarse o que nos acepten existe un vacío existencial. ¿Cómo damos los hombres el paso decisivo para superar dicho vacío existencial o "tierra de nadie"? Muchos grandes personajes y filósofos de la Historia Humana, se han estado planteando siempre enormes incógnitas sin haber dado nunca respuestas convincentes y definitivas para todos los hombres. Ni tan siquiera el célebre y celebrado desencuentro entre Nietzsche y Wagner ha podido dilucidar claramente esta fácil disyuntiva, porque se enredaron en enmarañar la madeja de las ideas hasta convertirlas en un amasijo de ideologías incomprensibles. Y es que es liarse más de la cuenta andar hablando del dichoso e inexistente problema de la Nada porque se pasan de largo o porque se quedan tan cortos que se entretienen en temas de intranscendencia general.

¿Existe alguna tercera vía del pensamiento humano que nos sirva para saber comprendernos y entendernos? ¿Existe algún Camino perfecto para no tener miedo a aceptarnos a nosotros mismos y a no tener miedo a que nos acepten los demás? El único método que he conseguido encontrar para conseguir superar dichos y ambos miedos y poder superar ese vacío existencial entre el miedo interno y el miedo externo a conocer las verdades lo he encontrado en la vida y obras de Jesucristo. Aquí muchos pensarán que dicho Camino es ser un religioso, portarse como un religioso y actuar como un religioso. Eso es tan erróneo y errático como querer entender que los grandes pasos dados por los grandes hombres están recogidos solamente en las Enciclopedias y los Libros de la Historia Universal. Falso. Ni son todos los que están ni están todos los que son. Los enciclopedistas franceses, por citar un solo ejemplo, sólo eligieron lo que ellos consideraban lo más importante según ellos y los intereses más o menos ocultos que tenían ellos. El hecho es que a muchos grandes grandes hombres y grandes mujeres, héroes del silencio y de las noches pasadas en vela, no los han incluído nunca en los Grandes Libros y hay que buscarlos en pequeños libros "silenciosos" que sobreviven en pequeños rincones de las Bibliotecas. Un honorable académico que, además está lleno de ínfulas literarias (no hace falta que diga cuál es su nombre pues los hay en abundancia) sobresatura dus discursos hasta completar todo su ego.

¿Y el ego de los demás? ¿Dónde dejan estos señores de todas las Academias de la Tierra el ego de los demás? ¿Tienen miedo a que les contemos la verdad de ellos mismos y por eso nos quieren silenciar la voz? ¿Tienen miedo a que les contemos la verdad de lo que son ante muchos seres humanos y por eso nos quieren acallar las palabras? La respuesta no está en ningún Parnaso más o menos brillante. ¿Acaso la cosmografía humana se limita a la visión interesada que tienen unos cuántos hombres que se hartan de halagarse los oídos entre ellos mismos y algunos hasta solamente de sí mismo? ¿Cuántos hombres y mujeres se han visto "encerrados" por no escribir temas recurrentes alabando a los genios que, en muchos casos, nos los han impuesto arbitrariamente? Este mundo se ha convertido en un enfermizo "salón de maquillajes" donde las mariposas vuelan de armario en armario hasta quedar convertidas en polillas. Yo, la verdad, prefiero ser el pluriforme ser humano que se expresa a sí mismo teniendo siempre en cuenta a los demás y, sin querer compararme absolutamente con nadie, seguir las huellas marcadas, sobre la arena de los caminos, por Jesucristo. Por eso ni tengo miedo a mi verdad ni tengo miedo a la verdad de los demás. Jesucristo vivo. Eso es conseguir llenar el vacío existencial.
Diesel12 de febrero de 2013

2 Comentarios

  • Adriel

    Pero acá tampoco estamos ante una respuesta convincente y definitiva para todos los hombres. "La religión es el opio del pueblo" que adormece y no permite ver la "verdad" de la que hablás. Seguimos en la misma.
    Saludos,
    Adriel

    12/02/13 10:02

  • Diesel

    Gracias.

    16/02/13 10:02

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