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¿pero Qué es la Libertad? (reflexiones)

Escucho todos los días a multitud de predicadores cristianos hablar continuamente, y sin parar, de la libertad. La libertad por aquí. La libertad por allá. La libertad por todas partes y en todas sus predicaciones. A todos ellos se les llena la boca con la palabra libertad. No dejan de pregonar a los cuatro vientos, día tras día, semana tras semana, mes tras mes y hasta año tras año lo de la libertad. Mi pregunta es la siguiente: ¿por qué sucede que muchas personas que entran en las iglesias a la llamada de la libertad abandonan las iglesias muy poco tiempo después y totalmente frustrados porque sus expectativas sobre la tan famosa libertad no se cumplieron en la práctica? No soy ni teólogo ni tengo ningún masterado de carácter religioso pero me sobra y me basta con mi licenciatura en periodismo para esclarecer este asunto y responder a esa pregunta. Lo primero que deberían hacer toda esa cantidad de predicadores de la libertad es saber qué es la libertad.

La primera definición que vemos en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia de España es lo siguiente: "Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos". Está bien. Ya tenemos una aproximación muy clara de lo que es la libertad. Y resulta que lo primero que me llama la atención es que, según esta definición y según lo que he comprobado yo millones de veces a lo largo de mi vida es que la libertad es un concepto abstracto que solamente se hace práctico cuando se actúa en algún sentido de nuestras vidas. Por eso la Academia habla de una facultad para obrar o no obrar que hace que seamos nosotros, y no Dios, los responsables de nuestros propios actos. O sea que la libertad, como acción práctica no existe, es una entelequia digan lo que digan tantos y tantos predicadores que no hacen otra cosa sino defraudar a muchas personas cuando al hacer práctica de la libertad se dan cuenta de que no es posible ser libres. Voy a explicar detenidamente y con total sencillez y claridad este asunto.

En primer lugar voy a recurrir a otro texto mío ya escrito hace poco tiempo. El día 6 de octubre del año 2014 después de Jesucristo, dejé escrito en Vorem.com mi siguiente texto titulado "Una entelequia llamada Libertad": Vivimos demasiadas entelequias. Esta vida que nos ha tocado conocer desde los tiempos más remotos de la Humanidad está llena de entelequias, rebosada de entelequias, rodeada de entelequias por todas partes menos por una llamada Ilusión. ¿Son las entelequias unas simples ilusiones que nos hacen creer que somos libres? Libertad. Hermosa entelequia compuesta de ingredientes que, al final de todos nuestros caminos humanos, se desvanecen en un conjunto global llamado Decepción. ¿Por qué nos decepciona la Libertad? ¿No será que la mayor entelequia en la que nos han hecho creer es precisamente la Libertad? Miramos a nuestro interior y nos vemos como incompletos, como faltos de algo esencial que necesitamos para auto convencernos de que podemos ser algo más. ¿Qué es lo que nos sucede a los seres humanos para sentirnos siempre incompletos; como ausentes, a veces, de esta pertenencia al conjunto total de nuestras aspiraciones? Algunos lo llaman Libertad. Es por eso por lo que no podemos entender la gran verdad de nuestras existencias. Luchamos por auto convencernos. Siempre estamos luchando por auto convencernos. De vez en cuando, alguien lanza un grito desesperado desde el rincón donde se encuentra. ¿Y el eco? ¿Qué nos queda a los seres humanos cuando descubrimos que gritamos porque alguien nos transmite el eco de su ausencia? ¿Y si fuera cierto que la Libertad es una entelequia que nos han impuesto los que dirigen esos hilos invisibles de lo intangible que, a la hora de la gran verdad, nos hace pensar que son ellos quienes quieren que seamos silencio? El grito. Es el grito de la Libertad el que se nos hunde en el marasmo de las consignas. ¿Quiénes propugnan las consignas de la Libertad? ¿Quiénes nos han introducido en el grito de la desesperación? Volvemos a mirar a nuestro interior y, de repente, nos sentimos otra vez incompletos. ¿Qué es en realidad la Libertad? ¿Podemos gritar cuando ya no nos queda otra ilusión salvo la lucha por subsistir en un mundo dirigido por los que nos aplican la terapia de las entelequias? ¿Cuál fue el momento histórico en que nos dijeron que la Libertad la podíamos obtener por el simple hecho de ser seres humanos inmersos en la existencia de nuestras ilusiones? La propuesta no es un conjunto de ilusiones que se disuelven en los gritos de la desesperación. La propuesta es poder rellenar nuestras ausencias (sinónimos del convivir como personas) con algo que, en verdad, sea tangible. Y nos liberamos. Encontramos las verdaderas dimensiones de nuestra personalidad propia y nos liberamos de la Libertad. Esa es la respuesta.

Hace ya bastantes años que di contenido a esa respuesta. Hace ya años que prediqué a quienes me quisieron escuchar que la libertad no existe porque siempre que actuamos tenemos que hacerlo de alguna manera determinada por los hilos a los que nos atamos para poder actuar. Para explicarlo con sencillez puse el ejemplo de las cometas. Los seres humanos nos movemos libremente (aunque hay millones de seres humanos que no pueden hacerlo en los países donde no se les permite) porque somos algo así como las cometas. ¿Por qué las cometas vuelan con libertad y con destinos concretos? Porque hay unos hilos que le atan a quienes las mueven. ¿Es eso la Libertad? No. Eso es el libre ejercicio del libre albedrío. ¿Que pasaría si esos hilos que nos atan se rompieran de repente? Pasaría que, en un principio, ya no volaríamos hacia un destino concreto sino que el viento nos movería de un lado para otro sin ninguna clase de control. ¿Y qué pasaría rápidamente después? Es muy fácil saberlo. Nos caeríamos, sin ninguna clase de remedio, al suelo y ya no volveríamos a poder volar porque no existirían los hilos a los que nos atamos para poder volar libremente. Así que la Libertad no existe porque es una entelequia. Lo que sí existen son un número infinito de hilos a los que atarse según nuestra libre elección (o libre albedrío) que ya es algo concreto y no un concepto abstracto llamado Libertad. Lo que Dios nos concedió no fue la Libertad sino ejercer nuestra libertad a través del Libre Albedrío: dos cosas totalmente opuestas porque sabemos que sin hilos a los que atarnos no podemos volar.

Lo que sí podemos decidir libremente (no con Libertad sino libremente) son las clases de hilos a los que nos queremos atar. Hay buenos hilos (como el amor noble, el deporte, la cultura, la buena educación, los principios éticos, la sana moral, etcétera) y hay malos hilos (como el vicio sexual al cual se llama como eufemismo amor libre, las drogas, el alcohol, las fechorías, la ignorancia, la incultura, la falta de educación, la inmoralidad, etcétera). La única libertad que tenemos es poder elegir los hilos que queremos que guíen nuestros vuelos. Me parece que es un ejemplo muy claro y muy sencillo para demostrar que el Cristianismo no produce Libertad sino algo muchísimo mejor y que se llama Liberación. Que dejen ya todos esos predicadores de hablar de la entelequia abstracta llamada Libertad y que se dediquen, para bien de todos, a explicar en sus predicaciones lo que es la Liberación que nos regaló Jesucristo y que es una de las opciones prácticas que podemos ejercitar a través de nuestra libre elección llamada también Libre Albedrío.

¿Cómo podemos hacer esto? ¿Cómo podemos hablar con total claridad a quienes escuchan nuestras predicaciones para que entiendan la verdad cristiana? ¡En lugar de hablar tanto y tanto y tanto de libertad, que sólo es una entelequia, que hablen siempre de Liberación que es lo que nos ofrece Jesús de Nazaret en el momento en que, a través de su sacrificio en la Cruz, nos liberó de los pecados! Fijaos que no he dicho nos libertó de los pecados (porque pecadores seguimos siendo) sino que nos liberó de los pecados. Vuelvo a insistir en que he dicho liberó y no libertó. Así que expliquemos cómo la Libertad (concepto abstracto e inasible por lo tanto) se puede convertir en lo que somos al atarnos a los hilos que hemos elegido. Pongo 5 ejemplos para ilustrarlo y dejarlo bien explicado.

Si en el uso de nuestro Libre Albedrío elegimos hacer lo que nos da la real gana, lo que se nos antoja, lo que nos sale de las narices sin tener en cuenta nada más, estamos convirtiendo el concepto abstracto llamado Libertad en algo práctico llamado Libertinaje. Si elegimos hacer lo que sólo nos interesa a nosotros pero sin tener en cuenta para nada a los demás miembros de nuestra sociedad, estamos convirtiendo el concepto abstracto llamado Libertad en algo práctico llamado Egoísmo. Si elegimos hacer solamente lo que nos dicen que hagamos desde las autoridades sin saber por qué lo hacemos, estamos convirtiendo el concepto abstracto llamado Libertad en algo práctico llamado Alienación. Si elegimos pasar de todo, no hacer absolutamente nada y no querer saber nada de la sociedad en la que vivimos, estamos convirtiendo el concepto abstracto llamado Libertad en algo práctico llamado Quemeimportismo. Y si elegimos hacer solamente lo que Jesucristo nos dijo que hiciésemos y por eso se puso Él de ejemplo, estamos convirtiendo el concepto abstracto llamado Libertad en algo práctico llamado Liberación.

Libertinaje, Egoísmo, Alienación, Quemeimportismo o Liberación Cristiana. Cinco formas diferentes de convertir el concepto abstracto llamado Libertad (y por lo tanto solamente una entelequia) en cinco formas distintas y diferentes de actuar en nuestra sociedad dando valores positivos o valores negativos a nuestro Libre Albedrío (o libertad de elección). No existe la Libertad de la que tanto predican llenándose la boca todos esos teólogos (o másteres religiosos) sino que lo que existe es la consecuencia práctica (no abstracta sino práctica) de cómo usamos nuestro Libre Albedrío (libertad de elección) para ser concretos, exactos y verdaderos. Según sean los hilos a los que te atas así serás según tu libre elección y repito no según tu Libertad (que no existe porque sólo es una entelequia teórica), sino según tu libre elección que es lo que en realidad sí que existe en la práctica diaria. Así que, una vez ya aclarada definitivamente la cuestión, sería aconsejable que quienes lideran las iglesias cristianas (para que muchos no se desanimen y abandonen una vez que ven que no se cumplen sus falsas expectativas) dejen ya de hablar de tanta inexistente Libertad y hablen de lo que de verdad representa ser seguidor de Jesucristo y que se llama Liberación; porque Jesús de Nazaret no vino a la Tierra a libertarnos de nada sino a liberarnos de todos nuestros pecados. Y para predicar esta gran verdad no necesito ser un teólogo ni tener másteres religiosos sino solamente aplicar la lógica de mis entendimientos prácticos sobre lo que es ser un verdadero cristiano. Amén.
Diesel22 de junio de 2015

2 Comentarios

  • Diesel

    Sinceridad es decir con el alma lo que el corazón silencia.

    22/06/15 06:06

  • Diesel

    Para evitar la crítica … no hagas nada….. no digas nada……. no seas nada.

    25/06/15 11:06

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