esta noche me llega de nuevo el insomnio. Navego, para combatirlo, por Internet. Tropiezo con una frase del filósofo rumano Emile Michel Ciorán que dice asï: "El insomnio es una lucidez vertiginosa que convertiría el paraíso en un lugar de tortura". Sigo navegando. Alguien ha escrito en un blog: "Que no arranquen los coches... que se enciendan las velas... que se cierren los teatros y los hoteles... que se queden durmiendo los centinelas en los cuarteles... que se mojen las balas... que se coman a besos las colegialas a los artistas... Se quedarán sin beatas las catedrales... Se quedarán sin medallas lo generales". Y al seguir navegando encuentro un poema de Javier Iglesias cuya primera estrofa es: "Vago dentro de mí / como un parque de atracciones cerrado / los ecos de los gritos ajenos / socavándome el sueño / rompiendo la sábana del sueño".
Así que dejo de marearme con la navegación y entro en Tustextos para decir que mi insomino hoy será de enorme magnitud porque las velas de mi hogar están encendidas en el centro de mi mente y os ecos de gritos ajenos han roto la sábana de mi sueño... y porque más allá de nuestro paraíso queda la tierra desterrada a donde nos han envíado los ángeles nocturnos para pasar la vida entre el amor desnudo y a vestida arrogancia de los prepotentes. No importa. Es mejor el amor... desnudo de cuerpo y alma... como este insomnio que no se me pasa.
Y me preparo un buen café...
(Hasta el lunes. Os dejo porque voy a leer ahora un libro que me presta el vecino de al lado compungido por mi desvelo. La Gaviota sonríe y le leo al oido un pequeño poema que le he compuesto esta misma noche. Se titula "Insomnio por la luz de tu piel").
