Transición
Tantas noches había soñado que se abrieran
sus pulsiones sobre mi pecho
había imaginado sus ojos como un lenguaje nuevo
que supe construir
había vertido en dulce manantial
sus clamores etéreos
y aprendido a dominar
la violencia de su sangre
la infinitud de sus labios
la desesperación de sus uñas.
Alguna vez su ombligo
fue un universo por explorar
y los sudores de su carne
encontraron tierra firme
donde reposar.
Traspasé ese mundo inhóspito
y edifiqué sobre su piel
al colocar la piedra angular de mis deseos.
Ahora me pregunto
por qué el olvido
por qué la indiferencia
por qué, simplemente,
de nuevo,
la soledad.
Alguna vez él estuvo aquí
vino con el otoño
y nos dimos refugio y calidez
nos prestamos libros y pan y besos.
Y ahora me pregunto
por qué el frío
por qué el precipicio
cómo fue a morir el volcán
en qué momento se inició el fin
y sobre todo cuándo,
cuándo, maldita sea,
esto acabará convertido
en pieza de carpe diem.
