No cambiarás. Es satisfactorio tener a dos mujeres pendientes de ti, ¿verdad?
Ella es la amante. La otra. El segundo plato. La que espera que tengas un rato para hablar con ella, para verte en el gimnasio, la que se queda esperando si no puedes ir ni avisar que no vas. La no puede llamarte por teléfono ni enviarte mensajes a partir de la tarde.
La que va de vacaciones con su marido a los mismos sitios que tú ya has ido conmigo sólo por poder compartir algo contigo, aunque sin ti. La que no soporta estar en casa cuando salimos y se coge los mismos días de fiesta que tú.
La que rabia cuando estás conmigo, tu esposa desde hace más de treinta años.
Yo. La madre de tus hijos. La que se va de vacaciones contigo. La que te ha hecho esa foto que pones en tu wassap. La que está al otro lado de la mesa en la foto del restaurante.
La que abrazas cada noche al irte a dormir. La que besas cada día. La que coges de la mano al pasear por la calle. La que va contigo a ver a tu familia; la que comparte piso y fines de semana.
La que va contigo al restaurante y celebra con nuestros hijos tu cumpleaños, Navidad y Año Nuevo. La que le dices "te quiero" tantas veces...
A ella también se lo dirás, aunque lo niegas. Y no puedes dejarla, aunque según tú no hay nadie más. Y supongo que a ella, al llegar a su casa, se le revolverá el estómago por tener que vivir su anodina vida con su marido, comerse las ganas de estar contigo, y vacía de sentimientos cuando no te tiene a tí.
Siento cierta lástima por ella, que no puede desengancharse de lo que siente y vivir su propia vida. Pero también siento lástima por mi. Porque saber que ella existe me rompe y me desespera.
Porque no sé qué hacer ni como actuar. No estoy preparada para esto.
