Una mirada coqueta, una sonrisa complicada
¿cómplice, tal vez?
El roce de una mano insegura con tu mano traviesa.
Una palabra casi inaudible, un saludo, una invitación a quedarse.
Palabras inverosímiles ocultando un mensaje en común,
un deseo aparentemente obvio,
un secreto que no es secreto para nadie.
El primer movimiento descuidado que hace chocar sus cuerpos,
pegarlos hasta casi fundirlos, fundidos en un abrazo
hasta que nada le pertenece a ninguno y todo uno le pertenece al otro.
Un beso que es apenas nada, la mano al rostro que es una confirmación de que no es un sueño;
la mano al cabello para no perder el equilibrio
y de nuevo un beso que hará cerrar sus ojos.
Y después una caricia inocente de la clavícula al lóbulo tierno acompaña los besos largos que mantienen al cerebro ocupado,
la respiración pesada, los movimientos cada vez mas naturales,
los sueños mas y mas reales.
Un beso mas fuerte que otro, la piel mas cerca de la otra piel,
la respiración mas agitada, las caricias mas desesperadas.
Sus dedos, sus labios, sus brazos, su cuello, su pecho, su cabello
y todo eso mantiene sus ojos fuertemente cerrados,
pues no hay mayor pasión que la que se vive a través del tacto ciego.
Los segundos parecen horas, y en cuanto el tiempo vuelve a su marcha y es hora de volver al tiempo real
la velocidad furibunda de la pasión debe ceder.
Un ultimo beso para el camino. Buenas noches. Te amo.
Es una locura lo sé, pero yo, yo te amo
Me gusto
Un saludo