Busquemos a los perdidos
Al tipo de la sonrisa
Que dormía despreocupado
Al sujeto de aquellos tenis
Que aun así corría
Al señor que tal vez no comía letras
Pero saboreaba su entendimiento
Al guerrero amante de los Dragones
Que codiciaba a la mujer perdida
Al ladrón que mentía y sobornaba
Busquémoslo también
Pues el ridículo que te ama
Ya no sabe como hablarme
Mi hermosa doncella desconocida
Solo queda el que no habla
Solo queda el que no engaña
Y no alcanza a leer lo que escribe
Solo quedan sus palabras.