Podrás llamarla como lo que un día fue y dejó de ser. Podras perdonar cada lágrima que te hizo derramar sobre tu tez triste y apagada. Podras abrazarla pese al gran secreto que cargas sobre tus hombros y cual no hace más que pequeñas rozaduras que, algún dia, se curarán por el paso de los años. Podrás hablarla de aquella manera que en su tiempo, dejaste de hacer. Podrás hacer creer al resto del mundo, que todo sigue bien, pues no harias otra cosa más que mentirte al unísono de esa extraña manera con la que te ciegas día tras día.
Podras creerte todo lo que tu mente te obliga a decir, pero jamás podrás convencer al corazón de sentir algo que, por cualquier motivo, ya se apagó. Pues, a pesar de tu enorme cegüera, de tus perdones, palabras o abrazos, el corazón siempre te susurrará que nada jamás, volverá a ser igual.
Buen texto el título me encanto por eso me decidí a leerlo.
Saludos