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Terror Marino, Primera Parte

Bajo el mar se esconde una criatura de colosales proporciones, ésta se oculta en las profundidades abisales del vasto océano.

Debo añadir, aunque debería ser obvio, que lo narrado y por narrar no podrá ser encontrado en ningún documento histórico público y/o de fácil acceso.

El primer avistamiento del críptido se remonta al primer viaje de Colón, específicamente el 3 de octubre de 1492. Eran momentos tensos entre Cristóbal y su tripulación, la desesperación los invadía, la falta de comida los aterraba y la duda de si era o no el rumbo correcto los llenaba de ira e indignación.

Aquella noche todos dormían, necesitaban ahorrar comida y para eso debían usar la menor cantidad de energía posible, el único despierto era Colón, la ansiedad lo devoraba, necesitaba ver tierra, pero lo que vería no tenía nada de reconfortante. Se asomó por la baranda que impedía que cayera al mar y miró la gran masa de agua salada en plena umbra. Sus ojos, ya acostumbrados a la negrura nocturna, se posaron sobre un figura extraña que se movía en el agua, como a veinte metros de la nave pudo distinguir dos objetos masivos, un cuerpo delgado y muchos apéndices que salían de éste.

Al principio se le pasó por la mente que su cabeza le estaba gastando bromas debido a las noches en vela que había pasado, pero luego algo le llamó la atención, la figura no desaparecía, parecía agrandarse más.

Cristóbal Colón al darse cuenta de que no era producto de su mente retrocedió varios pasos y se afirmó de un barril que apenas tenía algunas manzanas. Su rostro reflejaba pavor, estaba pálido, sudaba frío y temblaba como un niño.

Del mar emergió la bestia en una poderosa explosión de agua, aquellos dos bultos de gran tamaño eran sus cabezas, carecía casi completamente de rostro, lo único visible era una boca en cada de una de ellas. Su cuerpo era de color crema, pálido, se podían distinguir las venas que recorrían su cuerpo, las únicas partes de diferente color eran las cabezas, las cuales eran de un tono azul enfermizo. Del lánguido cuerpo nacían veintiocho apéndices en total, trece de cada lado más dos que se ubicaban en la cola, esta última parecía la de un camarón, obviamente de mayores proporciones. Su tamaño bordeaba los cincuenta metros de largo y los tres de anchura, era de un tamaño sin dudas monumental.

De sus dos fauces salieron dos gritos guturales, uno agudo y otro grave, que despertaron a la tripulación completa y forzaron a Cristóbal a soltar un alarido de ayuda. La tripulación salió de los camerinos casi corriendo y vieron a la atroz criatura, quedaron inmóviles al ver tal abominación. En las manos tenían antorchas que iluminaban apenas las dos cabezas de la bestia, pero fue suficiente para helarles la sangre.

Con un movimiento violento el monstruo se adentro en el mar de nuevo, dejando tras de sí una estela de agua turbia. Los hombres se quedaron petrificados al menos por cinco minutos, temían moverse, vigilaban si la criatura volvía a aparecer, la espera acabó y pensaron que la bestia se había retirado, justo cuando alguien iba a decir algo, del mar salió disparada la abominable monstruosidad y pasó por arriba del barco llevándose con sus "brazos" al marino que iba a hablar, para luego ingresar al agua por el otro lado de la embarcación.

Todos estaban inmóviles, ni siquiera gritaron, no querían correr la misma suerte que aquél hombre tuvo. Pasó quizás un hora y los marinos abandonaron la quietud para empezar a gritarse entre sí y a discutir, el caos reinaba en aquella nave, pero una voz distintiva, la de Colón, exclamó algo que lleno de escalofríos a todos.

-¡No están las otras Carabelas!

Luego del traumático evento, Colón se dirigió a todos, dejando claro que el capitán era él.

-!No vayáis a confundiros, el capitán soy y seré yo! Lo sucedido no ha de retrasar nuestro viaje, por el contrario, ¡debemos continuar ahora mismo!

Los hombres estaban asustados, pero el miedo no les dio espacio para dudar y aceptaron las órdenes sin problemas. Cristóbal se dirigió a su recámara y escribió lo sucedido en su bitácora.

Ahora, tú y yo sabemos que aquella bitácora fue manipulada por el gobierno y que hay partes que nunca llegarán a manos del público, sólo por el hecho de que si llegasen a salir a la luz podrían generar caos por la realidad que albergan aquellos documentos.
Elcuervonegr016 de julio de 2015

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