Allá, cerca del guayabo, bajo el limonero;
trina un Torogoz y mugen la vacas,
en caricias reverdecen las albahacas
mientras les bendice el aguacero.
Allá, junto al naranjal, bajo el limonero;
escribo mis versos cargados de miel,
deslumbra mi pluma muy más que un lucero,
al ver esa flor se me eriza la piel.
Allá, tras la maicillera, bajo el limonero;
un potrillo blanco juega con el cieno,
acabose ya el constante aguacero,
mientras yace vestido de colores el cielo.
Allá, bajo el limonero,
es donde mis versos nacen de a montón,
es donde mi pluma levanta su vuelo,
es donde es feliz mi aventurero corazón.