CreÃas en el,
sin conocerlo le querÃas tener;
luchabas con piedra y espada,
abogando su llegada.
Cierto dÃa, Cupido acudió
al clamor de tu corazón,
y a pesar de su buena intensión,
tu ilusión se espumo… sucumbió.
Cuesta sobremanera,
reponerse a la desilusión,
pero no es buena idea,
la resignación.
Como es posible callar,
porque encerrarse a llorar,
si puedes luchar,
si puedes amar.
Vuélvete presa de la felicidad,
y préñate de ansiedad;
ansiedad de luchar,
ansiedad de amar.