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Ódiame Tú, Yo No Puedo.


Buenos días princesa, estoy envenenado, he venido para hacer que te enamores de mí, para que recobres esa esperanza que habías perdido, para conseguir que aunque no creas en el amor comiences a creer en las personas. Puedo secarte las lágrimas cuando llores, también puedo hacer que ese líquido transparente y salino me represente, te abrazaré cuando lo necesites y te haré caer cuando me apetezca. Tú sin mi no serás, pero yo siempre seré sin tí; cuando necesite algo de ti me limitaré a levantarte la blusa, a decirte que eres preciosa y que te quiero. Puede que me apartes, que tu cabeza te grite descontroládamente que huyas, que no te abras sentimentalmente a una persona como yo, pero ambos sabemos que acabaré desatando algo en ti que te impulse a querer intentarlo. Lo más fuerte que hay en tu interior son esas ganas de recuperar la fe, esas ganas de pensar que existen personas a las que merece la pena conocer, de las que vale la pena enamorarse. Yo estoy aquí para devolverte al mundo real, para que sigas odiando, para que sigas pensando que nadie te querrá jamás por lo que eres, que nadie es tan bueno como parece,que tus labios son irresistibles, al igual que los de cualquier otra, que adoro tu pelo, el tono azabache que tiene. A decir verdad, también me gusta la luz que refleja el cabello rubio, adoro a las morenas en toda su plenitud; ya sabes, cualquier entretenimiento es bueno. Buenos días princesa, te quiero, este es mi legado, este soy yo, no sé lo que es el amor más allá de esto y apuesto a que tu tampoco.


Buenos días príncipe, estoy envenenada, has desteñido más de lo que esperaba, he venido aquí para enamorarme de ti con la esperanza de que recobrases la humanidad que creía que te habitaba. Puedo hacer que mis lágrimas te representen y que te duela cada gota que derramen mis ojos; dejaré que me abraces cuando lo necesite y me dejaré caer de vuelta al mundo real cuando te canses. Yo nunca he sido, y tu dejarás de ser, cuando necesites algo de mi me limitaré a dejar que me levantes la blusa para que veas cómo late un corazón de verdad, dejaré que me digas que soy preciosa para que aprendas que no sólo vales tú y lo más importante, dejaré que me digas que me quieres, con la esperanza de que te sientas satisfecho al pensar que alguien puede estar sintiendo eso mismo por alguien como tú. Mi cabeza me gritará descontroladamente que huya, que no me abra sentimentalmente a una persona como tú, pero ambos sabemos que acabarás desatando algo en mi que me impulse a seguir pensando que mereces la pena. Yo estoy aquí para arrastrarte conmigo al mundo real, para que en esa burbuja de odio la excepción que cumpla la regla lo reviente todo, para que sigas pensando que nadie me querrá por lo que soy, y que mis labios son tan irresistibles como los de cualquier otra. A decir verdad, la luz es más bonita cuando sus rayos se ven reflejados por un tono claro, aunque igualmente adoro el marrón mierda de tu corazón tanto como el de tu pelo; ya sabes, cualquier gilipollez es buena. Buenos días príncipe, te amo, este es mi legado, esta soy yo, no sé lo que es el amor más allá de ti y apuesto a que tú tampoco.
Elinea21 de junio de 2013

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