TusTextos
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I.

De pequeña nunca me escogían para ser la virgen María en las funciones de teatro. Ahora me doy cuenta, de que en realidad, era porque nunca tuve maneras de santa. Se me daba mal eso de hablar con palomas y ver luces donde no las había.
Siempre he sido de acordes que sonaban mal, de imperfecciones habidas y por haber, todas reunidas en un cuerpo que llevaba mi nombre. Más adicta a la velocidad que a los porros y a tus labios más que a la lluvia. Me han resvalado las opiniones desde tiempos inmemoriales, las tuyas y las del resto del mundo que trataba de sostener entre mis manos. Nunca seguí los pasos de nadie, disfruté perdiéndome a mi misma y volviendo a encontrarme. Incluso ahora estoy escribiendo sin saber hacia donde voy, no pienso en qué sera lo correcto, quizá un punto, una coma… o que vengas y empieces a gruñirme cerca de la oreja, hasta que no aguante más esta necesidad de ponerle pausas a todo para recrearme en tí mientras los segundos se van muriendo.
Las verdades como puños, los comienzos, esa foto chorras de la huella que ha dejado tu llegada, junto a la que ha dejado mi pasotismo tendencioso, profunda y con los bordes aún por definir. Soy jodidamente difícil y a veces tengo la sensación de que este mundo no es el mío, pero aquí sigo a punta de pluma, destiñendo sobre hojas, esperando a que la lluvia me bañe con ideas y me emborrone para que solo algunos puedan conseguir leerme de verdad.
Elinea20 de febrero de 2014

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