Parecía que se podía salvar, que tu y yo seguiríamos conformando un nosotros a nuestra manera, que estaríamos lejos pero siendo capaces de creernos cerca. Se podía, se podía
tantas cosas se podían
pero finalmente llegó a su fin, tu te vas sin querer irte, yo te grito que me dejes en paz con lágrimas en los ojos. Ambos, por caminos separados como quizá debió ser siempre. Te echaré muchísimo de menos pero es hora de decirte que te marches y dejes de hacer daño, es hora de llorar a solas sin que me veas, de pensar ¿qué es lo que he hecho?, de abrazar la almohada donde apoyabas la cabeza y mirabas al techo mientras yo te acariciaba, llegó el momento de guardar tus regalos en una pequeña cajita junto con tu recuerdo, de no mirar las fotos en las que salíamos juntos, felices, sonriendo como si fuéramos uno solo. Debo obligarme a dejar de escribir sobre ti, a que mis noches de insomnio tengan otro nombre, otros ojos
otros recuerdos. Debo dejar de caminar por la calle y girarme cuando pasa alguien que llevaba tu fragancia, todos aquellos momentos en los que la percibí tan de cerca
dios, como me gustaba ese olor, tu olor
recorrer tu espalda con mis manos y besarte para que sintieras que siempre estaría ahí, pero la melodía debe terminar.
Al final será lo mejor para todos, engañarnos hasta que nos creamos nuestra propia mentira y así, dejar de querernos sabiendo que todo esto no era más que un imposible demasiado hermoso y tentador, debes irte
y volar sin mi. Yo
estaré aquí, viendo como despegas y te alejas mientras cada lágrima revela las letras de tu nombre.
JAJAJAJA escribiste lo que me pasó a mí y que anoche recordé, y como no tenía intenciones de pasar otra no che en vela, respiré profundamente; una y otra vez sin pensar en nada; imposible al principio, pero conforme el tiempo transcurría, lo logré. Al despertar, me dí cuenta que de nuevo tenía que empezar y tu texto me da esperanzas, grandes esperanzas. Cuídate y sigue escribiendo, te mando un abrazo enorme!