En los cimientos de la vida clavas tus uñas negras de trabajar la tierra de otros.
La rebeldía de tu espíritu grita a todo pulmón por una existencia más digna para los tuyos.
Los días van pasando sin piedad alguna, tus hijos van creciendo entre migajas de pan y pobreza.
Por las noches ya no duermes te has convertido en el primer gallo que anticipa la salida del sol.
¿Cuántos votos tendrás que canjear antes de ser tenido en cuenta?... ¿Cuánta bosta tendrás que tragar antes de poder llamarte hombre?...