Medusa estaba lo más tranquila esperando el nacimiento de su hijo, mientras se peinaba cuidadosamente su cabellera de serpientes.
Pero resulta que llegó Perseo, le cortó la cabeza y
de la sangre de su cuello, que cayó al suelo, nació el caballo alado Pegaso.
Está bien que no es poca cosa que de la sangre del cuello de una de nosotras, pueda nacer un caballo con alas... pero...
!no es justo!!!... !!!siempre pasa lo mismo.!!!
¿Cuándo aprenderán los hombres a no interrumpir nuestros ritos de belleza?
Genial, me re? porque las mujeres son as?! Me hace recordar una vieja idea de argentinizar a personajes de la historia. Imaginate a Arist?teles tomando mate con Plat?n.