Te busqué en lo más lejano de la nada.
Sin saber si te encontraría, porque no sabía
ni quién eras.
Y en las profundidades de la superficie, nadé para alcanzarte.
Pero fué inútil, quizás te alejabas y nunca lo supe.
Grité palabras silentes que tal vez oían los muertos.
Y desde lo frondoso de aquel desierto se escondía tu existencia.
¿Quién eres mi escondido absurdo...?