Por Dios, que noche tan larga! larga y obscura, y que cama tan suave, tan suave y fría; sola y vacía.
Este mi yerto cuerpo, cuerpo casi sin vida, de medidas perfectas y de palpitar sin eco sin eco y sin son.
Este tu amor pazguato, que me tiene alucinantemente crispada y con los días a medias, a medias tintas, tintas que tiñen sin mancha, mancha de ti que se quedo impresa, desde mis pies a la cabeza, cabeza que te piensa y te añora; te desea y te extraña, te extraña aunque yaces a mi lado dormido, dormido no del sueño que alimenta, mas bien casi muerto en vida, vida que al parecer se te escapa.
Por Dios ya dame señal que aun vives, que aun tu sangre navega por tus venas; y no solo deambula sin rumbo, como helada agua de un rió, rió que no suena, ni canta, canciones que no inspiran, inspiración que hace mucho pereció en el olvido, olvido que no llega, y no llega; porque aun, te amo!
Precioso, tanto como tú.
Pol.