Te amé cuando no supe ponerle un nombre
a tu sonrisa de gata enjaulada
y era la noche más oscura y sin embargo
se clavaban tus ojos en mi alma
como si fueran las tres, las tres de la tarde
y me quedaba desnudo de mi mismo
y tu carne me vestía
y volábamos con el viento del deseo más antiguo
a las playas despobladas de una isla
que juntos descubríamos
y todo eso, cuando te fuiste, se convirtió en nada.
Te amé
como casi siempre los humanos amamos,
te amé
cuando era tarde.
Te amé cuando no supe
ponerle un nombre adecuado a mi deseos
poseerte siempre era menos, y era mucho menos no tenerte.
Una noche honda en mi carne se clavó tu soledad
y se hizo de pronto, las tres de la tarde.
Pude verte completa,
cuando ya te habías marchado, como siempre pasa.
No me mueve la nostalgia, ni ningún otro invento humano.
Te amé y no pudo ser, como a veces pasa. Eso es todo, y en lo demás, no hablo.
Corregirlo es un ejercicio hipotético, posiblemente si hay un retorno de ella y nueva ¿ilusión?, mientras, opino que hasta ahora va bien. ¿Habrá segunda parte?
Saludo.
Pues yo no lo tocaría, a mi me parece perfecto. Me ha recordado un poco a un tango, tan certero como trágico, "te amé cuando era tarde", estos versos lo dicen todo.
Así pues yo en tu caso no corregiría nunca los poemas.
Saludos.
Amigas y amigos que han comentado, Beth, Buitrago, Indigo, Asun, KC,
muchas gracias por pasar por este escrito. Son generosos y me hacen repensar el tema, pero desde un mayor optimismo. Gracias, salud!
Fabio:
Este poema tiene mucho ritmo y cadencia, se va deslizando suavemente por los labios.
Y lo de las tres de la tarde me encanta. Es como una marca o un sello de tu escrito.