Que nadie mire mis poemas
parece un dogma clarísimo
clavado en la niña de los ojos
de quienes nunca me habrán leído.
Se pierden lo que pude escribir
y acaso por medio de claves secretas
acaso quizás lo hice.
Por mi parte sigo amando
a mis no lectores queridos.
Por mi parte sigo odiando
odiando sólo lo que no hice:
Revelar la llave que abre
definitivamente, lectores, el paraíso
Que es también el mío
el mío que torpemente, torpemente escribo