A veces, los otros, están contentos
y lucen una sonrisa exquisita
que justifica el universo.
En sus bocas abiertas como un espejo
miramos a través de ellos, nuestra alegría sin miedo.
Pero otras, los otros, también lloran
y una lágrima suya
brota de nosotros mismos
por los ojos de los otros.
Lástima enorme, que muchas veces los otros,
ríen en si mismos, lloran en si mismos
y entonces los otros son simplemente los otros
y nosotros... nos quedamos
tan solos
tan sin reír
tan sin llorar
tan sin otros para nosotros.