Huelo tu sangre a la distancia.
Cuando otros miran que se apaga el cielo,
yo veo encenderse las estrellas.
Pobre de mi! vampiro optimista, pobre de mi!
Del otro lado, quizás seas
no el amor, sino el espejo.
y para qué sirvió mi nariz?
Me ha encantado Fabio, encantado y sorprendido todo sea dicho, ya que se aparta de los textos que te llevo leidos.
un abrazo
Antonio