Del esplendor de los cielos
a la humildad del pesebre
un niño nos ha nacido
Trae en su corazón, creo
delicias para el que siembre
alegría en los vencidos
Trae también según veo
alivios para la fiebre
de los enfermos queridos
Y para los que son reos
de los pecados de muerte
trae el perdón prometido
Yo le ofrezco muy sincero
mi buena y mi mala suerte
para cambiar mi destino
Porque con Él nacer quiero
a una vida más consciente
evitando desatinos
¡Viva mi Jesús certero!
y mi alma viva fuerte
en el Niño Dios Querido
Es fascinante tu proximidad al arquetipo junguiano. Quizá es mi forma de evaluar los símbolos que expresas. Nada representa el futuro como un niño recién nacido.Un dios de carne, huesos y sangre...La vida que nos reclama ser justos, porque el tiempo nos transforma pero no devora los sueños, donde toda alquimia es posible.
Digamos pues, sin temor,
que es amor lo que ha nacido,
el Verbo, Verbo divino,
entre estrellas y clamor.
Hoy, no pasa su presencia,
por ser simple consecuencia
que repite ñla conciencia
del creyente; vivencia...
Y ser consecuente con el amor,
que no es sino la verdad divina,
el fuego que determina
el calor.
Bendito pues, quien callando,
sigue a su puerta llamando.
¡Ha nacido, Ha nacido!
En tu corazón mecido
por tus sueños de esperanza.
Palabra que nos alcanza
y nos colma de bondades.
Verdades,que son la vida,
y danza como elegida ofrenda
al amor.