De alguna herida antigua, cuyo nombre no se
nació esta flor distinta.
No cabe en ningún jardín, pero es pequeña
como la fe.
Afirmo que nadie la amó jamás, pero toda afirmación
es siempre sospechosa.
Existe esta flor, cuyas pruebas no tengo
o acaso, alguna vez destruí.
Se que cuando la ilumina el sol, se torna oscura
como el dolor.
Y se enciende en la noche, como última esperanza
en el pensamiento suicida.
De ser ciertos mis dichos, este poema torpe
transmitirá… su aroma, su forma exacta, su color
Y serás testigo.
Testigo de una flor.
No es tan imposible, es una flor creada por ti, ya la has compartido, ahora sabemos que existe , que algunas veces se torna oscura pero también brilla como la esperanza. Está viva, no importa de donde haya salido, la has compartido y la hemos recibido. Somos testigos de esto.
Saludos