Te entiendo tan bien, preciosa. Tan bien . Que parece que estoy en tu cuerpo, en tu habitación que fue la mía, tirada en la cama lanzando al aire esos desgarradores sollozos, gritos de consolación y ríos de lágrimas. Te entiendo tan bien que siento esa niña de 10 años que se esconde en alguna parte de mí, y que ahora asoma su cabecita con miedo. Eres tan linda y duele ver tu dolor, y me da rabia tu rabia, impotencia tu impotencia, incomprensión la incomprensión que te hace colarte por ese agujero de tan difícil salida Yo te entiendo, pero tu todavía eres incapaz de verlo, o yo de hacértelo ver. Me provoca demasiado asco ver como nuestros padres están haciendo de ti lo que llegaron a hacer de mí. Temo que vas a sufrir, bonita, vas a sufrir mucho. Acabas de entrar al cumplir tu primera década de vida en una época repugnante, de a veces inaguantable dolor. Ojala pudiera ayudarte. Mamá te ve como una marioneta que manejar a su antojo, te ve como un bebé sin capacidad de juicio alguna. Ya te está privando de la libertad que empiezas a soñar con énfasis, imponiéndote su primate ideología religiosa, imponiéndote incluso sus propios miedos. Solo te aconsejo que llores, llora para menguar tu tan incómodo malestar. Es lo que te queda. Y cuando veas que tal, siéntete ante tus compañeras como una igual, ignora el sentimiento de culpa que mamá te regaló al traerte a este mundo, el sentimiento de pudor con el que te impregnó. Libérate de esa basura, y mírate al espejo. Recuérdate lo linda que eres, no hagas caso de los demás. Quiérete mucho, mi niña, mi hermana tanto como yo te quiero a ti.