Miremos juntos el destino,
hasta que el aliento se lleve nuestra ánimas,
allí, donde la sangre se agota,
donde la pasión se llena de delirios.
Bebamos nuestros cuerpos,
hasta que las gargantas...
Albert Einsten nunca conoció a su hija Lieserl, fruto de la relación con Mileva Maric, una de las
compañeras de estudio del científico en aquella época (1900) y con quien mantuvo una...