Mientras tú no digas nada,
mi piel gritará tu nombre,
mis manos pedirán tus caricias,
mis ojos adivinarán tu cuerpo...
Hoy aún, no dices nada...
para qué decir palabras,
si con sentir es basta...
Esta es una de las cartas que nunca envío,
las utilizo, no sé, quizás como catárticas,
o tal vez, para recordar lo que he sufrido.
Comienzan con un saludo en gran caligrafía,
terminan con un te am...