Ella es un pedazo de paraiso
latiendo infinítamente
encerrado en una piel
hija de brisas tibias
de madrugadas estivas
y caricias de terciopelo,
en cualquier cama
un dia cualquiera,
sobrevolando la noche
en el centro de la ciudad
ajenos al tiempo
y a cualquier otro invento
de los hombres,
tan llenos de magia y enigma,
devorándonos lentamente,
como el fuego,
ardiendo
en el mas romántico
y salvaje
instinto canibal
hasta ser solo cenizas
y el silencio nos bese
en los ojos
una vez más.
Es curioso que siempre que te leo me encuentro en un mismo paisaje.
Un poema intimista y lleno de sentido.
He pasado para felicitaros a todos por el año nuevo.
Un abrazo.