Voy a la cocina
y preparo un sándwich
de jamón crudo y mayonesa
y tomo una lata de Guinness
mientras las campanas
de la capilla evangelista
se meten por mi ventana
y me recuerdan
que son las 6 de la tarde
y que Dios me vigila.
Llevo todo a mi habitación
y enciendo la televisión
y dejo en un canal
donde están pasando
ese programa de preguntas
y respuestas
en donde puedes ganar
un millón de euros.
Hay un tipo gordo y con anteojos
transpirando delante de una pantalla
que le muestra la pregunta
y las posibles respuestas.
Abro la cerveza
y analizo la pregunta
llevándome la lata a la boca
y dando un sorbo
con los ojos fijos
en el aparato.
Alejo la cerveza de mi boca
y señalando con el dedo índice
de mi mano derecha
grito la respuesta
en un idiota e irracional
intento de comunicar
con el gordo de anteojos.
Imposible.
El tipo aparentemente no me escucha
o no me hace caso
y elije la opción B
y se equivoca
y le descuentan
trescientos mil euros
del premio total.
Le doy un mordisco al sándwich
y como siempre
me toca desgarrar con los dientes
poco a poco
el jamón crudo
hasta que se corta definitivamente.
Estoy tratando inútilmente
de no llenar de migas de pan la cama
pero es demasiado complicado
y me doy por vencido.
Termino de comer
y mientras le doy los últimos sorbos a la lata
apago la Tv. y cierro los ojos
y respiro lentamente
en la oscuridad
de la habitación
en la tarde
invernal
mientras las luces de la calle
se filtran por la persiana entreabierta
y estampan
cien rayas
en la pared
arriba de mi cabeza.
Escucho a Gio
tocando un jazz tibio
y dulce en su piano
en el piso de arriba
y comienzo a canturrear
improvisando algo
sacudiendo la lata
en busca de alguna gota
de cerveza.
En ciertos lugares
no muy lejos de esta ciudad
los cielos se llenan de nubes negras
y aviones caníbales listos
para devorar carne inocente
y aquí
la tarde muere
lentamente en mis brazos
y yo disfruto exageradamente
de la paz que me puedo permitir
al menos por ahora.
Si Dios esta aquí ahora mismo
vigilándome
y prestándome atención
entonces
no es tan bueno en lo suyo
como dicen sus amigos.